Una de las ventajas de vivir en los pueblos es que hay muchos espacios abiertos y se puede plantar cualquier cosa. En cuanto a las verduras compradas, les siento un sabor raro, que atribuyo, no sé si acertadamente o no a los fertilizantes e insecticidas, por eso no pierdo la oportunidad de plantarlas. Ahora en verano, es época de zapallos y calabazas, los dos chiquitos los junté de mi jardín, las plantas nacieron solas entre los restos orgánicos que junto para hacer abono.
jueves, 10 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario