lunes, 28 de junio de 2010

Reflexiones del Negrito: ¡Tengo frío! ¿Quién me teje un ponchito?


Uy!!! cuánto tiempo sin poder escribir! en todo este tiempo estuve con ganas locas de contar cosas, pero mi dueña con su cansacio y esa cosa que llaman estrés no se daba ni por enterada que yo tenía mucho para decir. Pero yo como buen gatito fiel le perdono toda indiferencia y me quedo a su lado a cuidarla y mimarla. Pasé meses sentado junto a ella cuando navegaba por internet, he dormido en su falda mientras tejía, envuelto en esas lanas tan lindas que sólo ella consigue.
Y tanto esmero dio sus frutos, comenzó a llevarme en brazos cariñosamente y yo aproveché para seguir durmiendo con mi cabeza apoyada en su hombro. No vayan a pensar que me la paso durmiendo, sólo veinte horas por día.
Lo que no me gusta es que comenzó el invierno, ¡odio el frío!, pero las personas son tan inteligentes para descubrir maneras de combatirlo. Tienen esa caja que llaman estufa,
con un fueguito constante que nos hipnotiza, no se imaginan las batallas campales que entablamos con mis compañeros gatunos por sentarnos adelante. Ahora ella me regaló una de sus camperas, ¡es hermosa! no saben lo calentito que es dormir dentro de ella.
Pero no hay nada como la lana, ¡qué placer presionar un tejido mullido con mis patitas! no resisto la tentación y como sé que mi dueña los guarda en bolsas, cuando las encuentro olvidadas en el suelo o en una silla, me meto dentro para investigar. Encuentro cada cosa interesante! lanas, lanitas y más lanas, a cual más hermosa, blandita, colorida, tibiecita, tejidos y esos extraños utensilios que usa para enredarlas. Por cierto una vez quise utilizar mis uñitas para experimentar ese entretenimiento que llaman tejer, hice una colorida y complicada trama que me dio bastante trabajo, pero cuando ella la vio empezó a gritar como una loca, vaya a saber lo que pensó, yo solo quería imitarla y regalarme uno de esos hermosos tejidos que le gustan tanto. En cualquier momento le hago otro.
Hace tiempo que estoy tratando de decirle que me teja un ponchito. Ella hace muchas cosas abrigaditas para todos, pero no se da cuenta que su devoto gatito negro que la quiere tanto, se muere de ganas de lucir una de sus creaciones. En algún momento la escuché decir que me iba a hacer un gorrito, con perforaciones para las orejas, ¡eso no abriga nada! y yo tengo frío!!!

domingo, 13 de junio de 2010

Tiempo de bufandas

El colmo de una tejedora compulsiva: empezar una prenda y tejer cinco. Lo mío es obsesivo, en cualquier momento termino tejiendo en sueños. Todo comenzó cuando mi hija me dijo que en la escuela sólo se permitían bufandas azules o blancas. Como hija de tejedora, tiene una colección de ellas, de todos los colores y texturas, pero azul nada!!!!, no me simpatiza el color azul. Así que salí en bicicleta y me dirigí a ese infierno tan temido: la lanería. Comencé pidiendo un ovillo, pero no pude con el genio y me traje varios, me da vergüenza confesar
mi incapacidad total para retirarme de una lanería a tiempo. En fin, el resultado de mis arrebatos tejedores fue este:


como el azul marino me sigue pareciendo uno de los colores más aburridos, lo combiné con otro un poco más claro con brillitos dorados. Hice la clásica red de varetas y cadenas y luego con acrílico azul marino cerré los espacios con una cadenaTambién hice otra con un flamé matizado que combiné con un hilado con pelitos al tono. En esta practiqué todos los puntos más sencillos en dos agujas, de manera que cada tramo sea diferente.
Mi hija volvió con la novedad que en la escuela le dijeron que no podía llevarla porque era celeste!!!, definitivamente el azul y yo no nos llevamos bien.


¿y cómo le voy a tejer dos bufandas a mi hija y nada para mí?, decidí alegrar mi aburrido uniforme de trabajo ¿a qué no adivinan de qué color? siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiï, de color azul marino,
tan apreciado por mí; con una bufanda bien colorida (lo único que me falta es que me digan que debo llevar bufanda azul, me pongo a llorar!!!). Así que busqué esos hermosos ovillitos que me traigo de mis correrías por las lanerías de Buenos Aires y rescaté este hermoso hilado verde.


Pero ya estaba aburrida de los otros modelos, así que hurgué entre mis accesorios tejeriles y rescaté mi querida horquilla, hice dos tiras largas y las uní con una aguja gruesa, enlazando los hilos de ambas tiras en grupos de tres. En la foto no se nota mucho porque el hilado tiene tiritas.
Y en mi cabeza las ideas hervían como caldero de bruja, así que seguí revolviendo y saqué estos lentejuelones de nácar que también encontré en mis andanzas capitalinas


el resultado fue este, me encanta, espero que a mi hija no se le ocurra usarla.


En varios blogs vi bufandas hechas con flores al crochet, así que exprimiendo un poco mis neuronas, empecé a tejer con una lana gruesa, flores y tiras al crochet, que combiné con otro hilado con pelitos . Por último le puse canutillos a las flores. Por supuesto que fue destinada a alegrar mi aburrido uniforme.y mi hija me pidió una para ella, debiera haberle dicho que no , pero mis manos dijeron sí.